Los primeros resultados de un ensayo clínico desvelan el potencial que un fármaco contra la osteoporosis tiene para su posible aplicación contra el cáncer de mama: estimula la respuesta inmunitaria antitumoral.
En el ensayo ElD-BIOMARK se ha analizado el alcance del efecto antitumoral del denosumab, un fármaco ya utilizado en la prevención de la osteoporosis y las lesiones óseas derivadas de metástasis.
El ensayo lo ha realizado un equipo integrado, entre otros, por Andrea Vethencourt, del Instituto Catalán de Oncología (ICO); Eva González-Suarez, del Instituto de Investigación Biomédica de Bellvitge (IDIBELL), ubicado en Hospitalet de Llobregat y que es una de las instituciones CERCA de la Generalitat de Cataluña; Catalina Falo, del IDIBELL y del ICO; y Marina Ciscar, del Centro Nacional de Investigaciones Oncológicas (CNIO), en Madrid, España.
El denosumab actúa por inhibición de la vía RANK, una vía molecular muy estudiada en oncología por su relación con la proliferación y progresión tumoral, sobre todo en cáncer de mama.
Según los primeros resultados del ensayo, el denosumab podría potenciar la respuesta inmunitaria antitumoral, aumentando la cantidad de células inmunitarias infiltrantes al tumor para combatir el cáncer. La investigación se basa en unos resultados previos prometedores en investigación básica y preclínica, en los que se demostraba que la inhibición de la vía RANK podría ayudar a frenar el crecimiento tumoral.
Normalmente, una pareja de proteínas del metabolismo óseo, RANK y RANKL, que dan nombre a la vía RANK, actúan como mediadoras de la información proporcionada por hormonas como la progesterona, y envían señales esenciales para el desarrollo de la glándula mamaria. Pero si esta vía molecular no funciona bien, las células mamarias podrían empezar a replicarse sin control, hasta dar lugar a un cáncer de mama, según ha hallado en estudios anteriores Eva González-Suárez.
Los inhibidores de la vía RANK, como el denosumab, intentan interrumpir esta cadena de eventos. El objetivo es prevenir el inicio del cáncer de mama o, si ya se ha desarrollado, aumentar la eficacia terapéutica y mejorar el pronóstico de las pacientes.
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De izquierda a derecha: Andrea Vethencourt, Eva González-Suárez y Catalina Falo. (Fotos: IDIBELL / CNIO / ICO)
Una ventaja de usar inhibidores de RANK como el denosumab es que son fármacos ya aprobados para uso clínico y, por lo tanto, tienen un perfil de seguridad bien establecido, con efectos secundarios conocidos y manejables en la práctica habitual.
En este ensayo clínico se apostó por evaluar los efectos biológicos del denosumab en 60 mujeres con cáncer de mama en fase inicial. Los resultados muestran que, aunque el denosumab no se asoció a una reducción de la proliferación ni de la supervivencia de las células cancerosas, sí se relacionó con un incremento significativo de células inmunitarias infiltrantes de tumor. El aumento se observó en todos los subtipos de cáncer de mama evaluados, pero sobre todo en los tumores luminales tipo B.
La inmunoterapia es la estrategia que más está haciendo avanzar el tratamiento del cáncer, pero no en todos los tumores por igual. En el caso de los tumores luminales tipo B, las tasas de respuesta son relativamente bajas.
La capacidad del denosumab para aumentar la infiltración inmunitaria al tumor abre por tanto una valiosa vía de interés clínico. A raíz de los resultados de este ensayo se han puesto en marcha nuevos análisis para dilucidar los mecanismos implicados en la activación inmunitaria.
Vethencourt y sus colegas han publicado en la revista académica Breast Cancer Research su análisis de los primeros resultados del ensayo, bajo el título “Denosumab as an immune modulator in HER2-negative early breast cancer: results of the window-of-opportunity D-BIOMARK clinical trial”. (Fuente: CNIO)