En escenarios de desastres naturales como terremotos, huracanes o explosiones, la búsqueda y rescate de personas atrapadas bajo escombros es una carrera contra el tiempo. Durante décadas, los equipos de rescate han dependido de herramientas tradicionales como cámaras térmicas, micrófonos sensibles y perros entrenados. Sin embargo, los avances tecnológicos recientes están transformando esta labor, permitiendo detectar a las víctimas con mayor rapidez y precisión.
La evolución de las técnicas de búsqueda
En los últimos años, la investigación científica y la ingeniería han dado lugar a nuevas herramientas que complementan y superan las limitaciones de los métodos tradicionales. Entre las innovaciones destacan:
1. Radar de vida basado en microondas
Este tipo de tecnología utiliza ondas de radio de alta frecuencia para detectar movimientos mínimos, como la respiración o el latido del corazón, incluso a través de gruesas capas de escombros. Investigadores de la NASA y el Departamento de Seguridad Nacional de EE. UU. desarrollaron un sistema llamado FINDER, que ha demostrado ser capaz de localizar víctimas atrapadas a más de 10 metros bajo hormigón.
2. Drones equipados con sensores avanzados
Los drones se han convertido en aliados esenciales para los equipos de rescate. Equipados con cámaras térmicas, micrófonos direccionales y sensores de gases, estos dispositivos pueden explorar áreas de difícil acceso y transmitir información en tiempo real. Además, algunos drones incorporan inteligencia artificial para analizar patrones y distinguir señales humanas de otros ruidos o movimientos.
3. Tecnologías basadas en inteligencia artificial (IA)
La IA está jugando un papel clave en la mejora de la detección. Algoritmos entrenados con grandes volúmenes de datos pueden identificar sonidos humanos, como gritos o golpes, con mayor precisión que los sistemas tradicionales. También pueden analizar imágenes de cámaras o drones para localizar anomalías que indiquen la presencia de una persona.
4. Sensores químicos de respiración y sudor
Estas innovaciones detectan compuestos orgánicos volátiles (COVs) que el cuerpo humano emite a través de la respiración y la transpiración. Los sensores químicos son capaces de identificar estas señales a niveles extremadamente bajos, permitiendo localizar sobrevivientes incluso si están inconscientes.
Casos recientes de éxito
En el terremoto de Turquía y Siria en 2023, se emplearon drones y radar de vida con éxito para rescatar a cientos de personas atrapadas en edificios colapsados. Los sensores químicos también ayudaron a localizar a varias víctimas en zonas donde los equipos de rescate tradicionales habían desistido por falta de resultados.
Aunque estas tecnologías ofrecen enormes beneficios, también presentan retos. Por ejemplo, el costo de los dispositivos puede ser elevado, lo que dificulta su adopción en países con recursos limitados. Además, las condiciones ambientales extremas, como altas temperaturas o presencia de sustancias tóxicas, pueden afectar su rendimiento.